24 noviembre 2007

Langostino empanado en maíz y mayonesa de albariño

¡Ja! Apuesto a que ya estabais impacientes esperando una nueva entrega de Terrorismo culinario, el temible compendio por entregas del peor saber gastronómico del mundo. Yhebra hizo luz en el camino y aquí estoy yo, siguiendo su estela.

En fin. Que si me saco este plato de la manga, posiblemente me mirarían con cara de alucine. Pero si quien lo hace es Marcelo Tejedor, entonces se llama cocina de autor. Como a mí hoy también me apetecía ser autora y tal, decidí arriesgarme con el invento.

Decía una compañera de piso que en una celebración en su casa, su madre comenzó a pasar bandejas de aperitivos al salón. Con total inocencia, su hermano empezó a llamar a los canapés con una particular variante dialéctica (propia, obviously): "canapiés". Misteriosamente los invitados empezaron a arrugar la nariz y dejaron de comer los antes apetitosos canapiés. Esperemos que cuando os animeis a probar estos langostinos no cunda el pánico entre los comensales de manera similar.

Ingredientes para 4 personas:

4 langostinos grandes 30 g de maicitos fritos 1 clara de huevo 1 cucharada de reducción de albariño 100 ml de aceite de oliva virgen sal

Preparación:

Inicialmente haremos una mayonesa de albariño. Para ello añadimos en un recipiente la clara de huevo, la reducción de albariño y la sal. Se bate bien y se incorpora el aceite poco a poco. Se reserva.

Y citando literalmente al chef, preparais los langostinos así: "Se evisceran y pelan los langostinos, dejando la última falange de su caparazón (la cola) para que queden más bonitos, y se ensartan con una brocheta. Se muelen groseramente los maicitos. En una cacerola, se lleva a ebullición medio litro de agua con sal. Se apaga el fuego y se introducen los langostinos durante 20 segundos. Se retiran del agua caliente y se pasan a un barreñito con agua fría para parar la cocción. Se escurren y esponjan muy bien y se empanan en el maíz molido. En una copa de cava, se introduce la mayonesa de albariño y el langostino cocido y empanado".

Bueno, hasta aquí la teoría. Ahora va un opinión personal de esta gata: Si los comensales gustan de comer con la botella de albariño, estupendo. Pero abrir una botella de un vino tan caro para usar exclusivamente 1 cuchara de reducción de albariño, es una auténtica pena. Así que si no vais a comer con el vino, prescindid de él y usad vinagre para la mayonesa. Es preferible eso a usar albariño barato y malo, que lo único que conseguirá será estropear el plato.

Espero que os sorprenda lo bien que casa el langostino con el maíz tanto como a mí. A disfrutar.

03 noviembre 2007

Un racimo de muffins

- Caperucita, Caperucita, ¿qué llevas en la cestita?
- Si lo adivinas, te doy un racimo.
- ¡Magdalenas!

Pues sí, el jueves me estrené haciendo magdalenas. El señor Driftwood se arremangó el bigote y entre los dos nos dedicamos a batir-batir-batir, mezclar-mezclar-mezclar y hornear-hornear-hornear. ¡Y tengo que reconocer que no resultaron nada mal! Hay muchísimas recetas posibles, pero la mayoría parten de una masa básica, sobre la que es fácil hacer modificaciones. Nosotros hicimos de dos tipos: con trocitos de chocolate, y de tarta de queso y fresas. Os dejo las dos recetas, os aconsejo que probéis y experimentéis. Vuestros amigos os lo agradecerán.


  • Magdalenas con trocitos de chocolate.
Antes que nada, ponemos el horno a precalentar a 200ºC.

Mezclamos en un bol 150 g de margarina y media cucharadita de vainilla (podemos usar vainilla líquida o azúcar vainillada). Cuando la margarina alcance una consistencia suave, añadimos 4 huevos y 1 taza de azúcar. La mejor forma es ir incorporando sucesivamente un huevo y 1/4 de taza de azúcar cada vez, hasta obtener una masa homogénea.

En un vaso, mezclamos 1/4 de taza de leche, 1 sobre de levadura y 1/2 cucharadita de sal, y lo añadimos a la masa anterior.

Siempre batiendo, incorporamos poco a poco 2+1/2 tazas de harina. En este momento, tenemos la masa básica de los muffins, y podemos empezar a experimentar. Por ejemplo, podéis usar alguna fruta: fresas en trocitos, arándanos, raspadura de piel de limón o de naranja... Sin embargo, cualquiera que me conozca sabrá que no puedo resistirme ante la posibilidad de usar chocolate, así que he troceado unos 300 g de chocolate (media tableta de chocolate negro y media de chocolate con leche) y los he añadido a la masa, mezclando bien con una cuchara para que se distribuyeran uniformemente.

Ahora ponemos moldecitos de papel en una bandeja de horno y los llenamos aproximadamente hasta unos 2/3 de su capacidad. Si tenéis moldes rígidos las magdalenas quedarán más bonitas. Para ello podéis engrasarlos bien con margarina, o poner un moldecito de papel en cada vasito. Si, como en mi caso, sólo tenéis los moldes de papel, las magdalenas quedarán más anchas e irregulares, pero os aseguro que estarán igual de ricas.

Horneamos entre 20 y 30 minutos a 200ºC, hasta que veáis que están doraditas. Siempre podéis hacer la prueba de los bizcochos: pincháis en el centro con algo de metal, y si sale limpio significa que la masa ya está cocida. Si los trocitos de chocolates son muy pequeños, quedarán fundidos con la masa. Si son más grandes, quedarán más enteros (yo los prefiero así).

  • Magdalenas de tarta de queso y fresas.
Esta receta nos ha parecido bastante exótica, así que la hemos probado también. La masa es diferente de la anterior, bastante más líquida, así que en este caso es muy recomendable usar moldes rígidos. Efectivamente, en la foto podéis distinguir cuáles son las magdalenas de queso porque están más achaparradas (las dos filas del fondo). Pero tras la cocción quedan esponjosas y deliciosas. Como siempre, empezamos precalentando el horno.

En un bol hemos mezclado 100 g de queso blanco de untar, 1/4 taza de azúcar, 1 huevo y 1/2 cucharadita de vainilla, y lo hemos reservado para después.

Para hacer la masa base ponemos en un cazo 6 cucharadas de margarina, 1/4 taza de leche y 1 cucharadita de vainilla, y lo calentamos a fuego medio y removiendo hasta que la margarina se derrite. Entonces lo apartamos del fuego y dejamos que se enfríe un rato. Cuando la masa está templada, incorporamos 2 huevos, de uno en uno.

En una fuente aparte, tamizamos bien 2 tazas de harina con 1 sobre de levadura, 1/2 cucharadita de sal y 3/4 taza de azúcar, y lo mezclamos con la masa anterior de margarina, sin batir con demasiada fuerza, hasta que quede con una textura suave.

Llenamos los moldes hasta un poco menos de la mitad con la masa base de margarina y harina. Entonces ponemos un poco de mermelada de fresas, un par de cucharaditas de la mezcla de queso que hicimos al principio, y volvemos a cubrir con la masa base.

Horneamos de 20 a 30 minutos a 200ºC y listo. ¡Ya podéis invitar al lobo a merendar!