06 febrero 2011

Dorada en papillote

Soy un animal de costa, y como tal, me encanta el pescado. Aunque en Berlín sea un lujo conseguir algún pescadito fresco que llevarse a la boca, de vez en cuando hay que darse el capricho. El sábado estuvimos en el Marheineke Markthalle de Kreuzberg y compré cuatro gambones y una dorada. La dorada la tenían entera en el mostrador, como debe ser (en Alemania normalmente el pescado lo ofrecen ya limpio y fileteado, con la consecuente cara de aburrimiento) y el pescadero me la limpió, la abrió en dos filetes y le quitó la espina central. Así la pido cuando la voy a hacer en papillote.

El pescado fresco, mientras menos cocinado y condimentado, mejor. Me encanta la técnica del papillote porque el pescado se cocina en su propio jugo, no se reseca, queda muy sabroso y casi no lleva grasa. Además, es muy fácil de preparar, y siempre resulta un éxito. Y cuando la pieza de pescado cuesta tan cara como en Alemania, mejor es no arriesgar.

Primero he hecho un sofrito con una cebolla picadita, pochada en aceite de oliva hasta que está transparente.

Después he cortado dos trozos grandes de papel parafinado, y he repartido la cebolla, formando un montoncito en el centro.
Sobre cada uno de estos montoncitos pongo uno de los filetes de dorada. Con eso, un poquito de sal (poca, no nos quede el pescado salado) y de pimienta molida, sería suficiente. Pero hoy me sentía creativa, y he añadido unos gajos de naranja y un par de hebras de azafrán.
Después envolvemos el pescado con el papel, formando un paquetito.

Ponemos los dos paquetitos en una bandeja y metemos al horno, precalentado, a 180 ºC durante unos 15 minutos, hasta que el papel adquiera un color dorado.

Transcurrido ese tiempo, sacamos del horno y servimos, bien todavía envuelto en el papel, bien abriendo los paquetitos en la cocina y pasando el pescado al plato. Hoy lo hemos acompañado con los gambones a la plancha, y ha estado delicioso. Los gajos de naranja dan un poco de sabor, pero no demasiado, y se complementa muy bien con el aroma de azafrán. ¡Lo recomiendo!

3 comentarios:

Gata Vagabunda dijo...

Afortunada tú, que has podido encontrar una dorada fresca en Berlin, jeje... en Galicia hace mucho que es imposible dar con una! todas son de acuicultura...

Me encanta la decoración del plato, está claro que el aire internacional berlinés te ha hecho sacar un lado muy creativo-frutal :-) Habrá que probar!

· · Yhebra · · dijo...

Gata, yo no sé si antes de llegar a mi plato fue una dorada "libre" o si fue de acuicultura (probablemente lo segundo). Pero no venía en bolsa de plástico, congelada, ni hecha filetes. Parecía un pescado real :) Así que con eso me doy por satisfecha.

Gata Vagabunda dijo...

Yo sólo sé que la última foto me ha dado hambre.

¡Miau!