29 julio 2011

Canapés con gorgonzola

Anoche tuvimos una fiestecita en casa de un amigo, y preparamos varias cosas de picoteo. Yo contribuí con unos canapés de gorgonzola en dos versiones: unos con cebolla caramelizada y nueces, y otros con mermelada de pimientos. Los dos tuvieron bastante éxito (no quedó ninguno en el plato) así que os dejo aquí las recetas, por si algún día tenéis ganas de untar cositas en pan tostado.

Canapés de gorgonzola con cebolla caramelizada y nueces



En primer lugar, hacemos la cebolla caramelizada, exactamente igual que en la receta de judías verdes con patatas y zanahoria: Pelamos una cebolla y la cortamos en juliana. La ponemos en una sartén con un poco de aceite de oliva, la tapamos y la dejamos a fuego suave durante unos 20-25 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que se quede blanda y transparente. Después añadimos sal, una cucharadita rasa de azúcar moreno, 150 mL de vino blanco y 50 mL de vinagre de Módena, removemos y dejamos a fuego medio-fuerte, destapado, durante unos minutos, hasta que se haya evaporado prácticamente todo el líquido.

Por otra parte, tomamos unos 100 g de gorgonzola (yo tenía piccante, pero quizás quede mejor con gorgonzola dolce), lo ponemos en un plato y lo aplastamos con un tenedor para ablandarlo.

Tomamos unas tostas para canapés y las untamos con una capa fina de gorgonzola. Después con un tenedor cogemos unas tiritas de cebolla y las ponemos encima, formando un nido. Terminamos decorando con un par de nueces enteras.


Canapés de gorgonzola con mermelada de pimientos



Para la mermelada de pimientos, he lavado dos pimientos grandes, muy rojos, y los he triturado en el robot de la batidora junto con un vaso escaso (un poco menos de un vaso) de vinagre de manzana. A mí me gusta la mermelada con trocitos, así que a veces en vez de triturar los pimientos con la batidora, simplemente los corto en trocitos pequeños con el cuchillo. Otras veces, como ayer, uso la batidora, pero procuro no llegar hasta el punto de que la mezcla tenga una textura completamente homogénea.

Ponemos el pimiento triturado con el vinagre en un cazo. Añadimos un vaso de azúcar y removemos bien. Dejamos cocer a fuego lento y destapado durante un par de horas, hasta que se haya evaporado el vinagre y la mermelada tenga consistencia de... mermelada ;) Bueno, tened en cuenta que la mermelada caliente es más líquida que la mermelada fría, y si os pasáis de tiempo cuando se enfríe parecerá caramelo. Lo que podéis hacer es, cuando empecéis a tener dudas sobre si ya ha hervido durante suficiente tiempo, es probar un poquito. Esta mermelada es agridulce. Si cuando la probáis está demasiado ácida para vuestro gusto, dejadla un ratito más. Y no os olvidéis de remover de vez en cuando, sobre todo hacia el final, para controlar que no se pega al cacharro.

Cuando la mermelada ha enfriado, ponemos de nuevo una fina capa de queso sobre cada tosta, y encima, dejamos caer una cucharadita de mermelada. En este caso usé queso gorgonzola, pero en realidad la mermelada de pimientos va bien con cualquier queso, ya sea queso crema, queso fresco, queso curado... Podríamos decir que se trata de un amor sin restricciones.

¡Que lo disfrutéis!

22 julio 2011

Going veggie: judías verdes con patatas y zanahoria

Hoy os traigo un plato vegetariano, sano, ligero, y muy sabroso. Los que me conocen desconfiarán en un principio, porque saben que a lo largo de los ocho años que viví con mi abuela aprendí a amar las verduras en su más sencilla expresión: al vapor y sólo con un chorrito de aceite de oliva. Pero os aseguro que esto es diferente: El Comidista ha reinventado el clásico plato de habichuelas verdes, y el resultado es tan sabroso que no tengo más remedio que compartirlo. La innovación se reduce sólo un par de tonterías, pero consigue marcar una diferencia. Hay algo en cuanto a la textura, la forma en que las verduras están cortadas, el punto de cocción, que realmente mejora el recuerdo que yo tenía de este plato. Y luego está el toque de la cebolla caramelizada... Si esto no os convence, mirad la foto, porque la presentación queda, cuando menos, llamativa.

¿Son las habichuelas verdes aburridas? ¡Ya no!

Como no es mi receta, sino que la he copiado vilmente, me limito a dejaros el link. ¡Que la disfrutéis!

Edito: Siguiendo la petición de la Gata, describo cómo lo hice yo.

En primer lugar, he lavado 2 patatas medianas y las he puesto a cocer, con piel y todo, en una olla de agua hirviendo. Cuando estén blandas, las pelamos y cortamos en trozos grandes (meter antes en agua muy fría, por favor, vuestras manitas os lo agradecerán).

A continuación, he pelado una cebolla grande y la he cortado en juliana, es decir, primero la he partido longitudinalmente en dos, y luego cada mitad la corto en tiras muy finitas. La he puesto en una sartén con un poco de aceite de oliva, la he tapado, y la he dejado a fuego suave, durante unos 20-25 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que se ha quedado blandita y transparente. Entonces he añadido un poco de sal, una cucharadita rasa de azúcar moreno, 150 mL de vino blanco y 50 mL de vinagre de Módena. He removido y he dejado a fuego medio-fuerte, destapado, durante unos 5-10 minutos, hasta que se ha evaporado prácticamente todo el líquido.

Mientras se hace la cebolla he lavado 500 g de judías verdes, les he quitado las hebras laterales, y las he cortado en tiras muy finitas con un cuchillo, todo a lo largo de la habichuela. Limpiar y cortar las habichuelas de esta forma es un trabajo arduo, pero cuando las cuezas parecerán tallarines y te las comerás aún más a gusto.

Por otra parte, he pelado y lavado 4 zanahorias grandes, y las he cortado en forma de bastoncitos, más o menos del mismo grosor que el ancho de las tiras de judía, pero la mitad de largos. Lo sé, lo sé, en estos momentos estamos siendo víctimas de la estética. Pero merecerá la pena, os lo aseguro.

Haciendo uso de mi maravillosa olla rápida, he puesto en ella un vaso de agua y la bandeja para cocinar al vapor. En la badejita pongo las judías y las zanahoras, y cuezo durante 5 minutos contados desde que sube la válvula.

Llegados a este punto deberíamos tener patatas, cebolla, habichuelas y zanahorias listas. Disponemos en una fuente primero las patatas, a continuación las habichuelas, las zanahorias, y por último, la cebolla. Aliñamos con un poco de aceite de oliva y un poquito de sal, y ¡listos! Ahora sí: que las disfrutéis :)

06 julio 2011

Un "post" sin recetas



Y sólo para que quede constancia, he aquí dos estupendos platos con humildes vegetales como protagonistas cocinados por Fanshawe. (No, Fanshawe no es una de las "arguiñanas" de esta página, pero lo está pidiendo sitio a gritos).
Foto 1, unos estupendos tomates al horno;
Foto 2, puerros con jamón, laboriosos pero sanísimos.
Diría aquello de "bon apetit", pero la que hizo las fotos (servidora) ya dio buena cuenta de ambos platos...

05 julio 2011

Spaghetti al limone

Un plato sencillísimo que etiquetaremos con alegría como "cocina de estudiante", ya que no hay nada tan genuinamente estudiantil como los spaghetti...

Ingredientes
500 g de spaghetti (si son un poco gorditos, mejor)
100 g de mantequilla
3 dientes de ajo enteros
Ralladura de piel de 2 limones grandes bien frescos
200 ml de nata líquida
Pimienta blanca en grano para rallar
Grana padano para rallar
Unas hojitas de albahaca
Sal

Preparación

Ponemos el agua para la pasta, que añadimos cuando el agua esté hirviendo, junto con la sal necesaria. La prepararemos al dente. (Sí, efectivamente: estas dos primeras líneas son idénticas a las de la receta anterior).

Mientras cocemos la pasta, preparamos el sugo. Primero rallamos los dos limones, pero ojo, ¡sólo la piel! Sólo la parte amarilla, sin llegar a rallar en ningún caso la parte blanca interior, porque acidificaría muchísimo el plato. En una sartén ponemos a fuego lento la mantequilla y doramos los ajos enteros. Una vez bien dorados, los retiramos y echamos la nata y la ralladura de limón y salpimentamos. Cocinamos la mezcla así, despacito, hasta que esté cocida la pasta. Conviene remover con frecuencia para ayudar a reducir la nata y para evitar que la ralladura se deposite en el fondo.

Escurrimos la pasta, la vertemos en la sartén del sugo, y decoramos con las hojitas de albahaca. En la mesa, a un lado, ponemos un cuenco con el grana padano para espolvorear a gusto del comensal.

¡Bon apetit!

El grana padano, esperando a ser rallado... ¡ñam!

02 julio 2011

Penne alla puttanesca


Sí, en castellano es un nombre un poco extraño. Pero es una de las recetas de pasta más populares de la cocina tradicional italiana -y por ende, del planeta entero-. ¡Y comiéndola uno entiende el porqué!

Ingredientes
250 g de penne rigate
Un chorro de aceite de oliva
1 diente de ajo
4 ó 5 filetes de anchoa (según el tamaño)
1 cuchara muy generosa de mantequilla
3 o 4 tomatitos muy maduros
Sal... ¡con mucho cuidado!
Perejil fresco
Aceitunas negras (al gusto; puede ser un bote pequeñito, por ejemplo)
Alcaparras
Preparación

Ponemos el agua para la pasta, que añadimos cuando el agua esté hirviendo, junto con la sal necesaria. La prepararemos al dente.

Mientras la pasta se cuece, agarramos el mortero y ponemos ahí el ajo muy, muy picado y los filetes de anchoa. Lo machacamos todo hasta que forme una pasta homogénea bien fina. Luego picamos las aceitunas negras en rodajitas. Troceamos también en daditos pequeños el tomate.

En la sartén ponemos el aceite de oliva y la mantequilla a fuego muy bajo, para que la mantequilla no se queme y se derrita lentamente. Echamos la pasta de anchoa y ajo y durante un par de minutos dejamos que se cocine un poquito, para luego añadir el tomate, las aceitunas, las alcaparras, y a fuego bajo dejamos eso ahí unos minutos, mientras la pasta no termina de cocerse (¡comprobad la sal de la mezcla! aunque lleve anchoa posiblemente sea necesario añadir una pizca, dependiendo de la cantidad y el tipo de tomates que hayais usado).

Cuando la pasta esté lista, escurrimos a fondo el agua y la vertemos sobre la sartén donde hemos preparado el sugo. Esparcimos encima un poco de perejil picado recién cortado y... ¡bon apetit!

20 junio 2011

Alitas de pollo luso-japonesas y Kimpira de judías


Sí, lo sé. Parece pollo con judías. ¡Pero es más exótico que eso!

KIMPIRA DE JUDÍAS

Ingredientes
250 g de judías verdes
Un chorrito de aceite de oliva
2 cucharas de ginebra Tanqueray
2 cucharas de salsa de soja
1 cuchara de azúcar moreno
1 guindilla cayena
(Exacto: no llevan sal)
Preparación

Tu madre te pasa una bolsa de judías verdes que a su vez una señora le acaba de regalar recién cogidas en su huerta. Así de fresquitas las abrimos, quitamos los hilillos laterales, les sacamos las habichuelas, y las troceamos.

La guindilla también la abrimos, le quitamos las pepitas, y la picamos infinitamente. En una sartén colocamos un chorrito pequeño de aceite con la guindilla, y con el fuego medio le damos una vuelta a las judías durante dos o tres minutos, hasta que se ablandan un poquito. Añadimos la ginebra y la soja y dejamos que la mezcla, siempre a fuego medio, se evapore un poco. Bajamos más el fuego y así, al mínimo, añadimos el azúcar (¡ojo! que no se puede quemar, estropearíamos el plato). Rehogamos bien todo durante un par de minutos, tapamos la sartén y las dejamos a un lado hasta que las vayamos a llevar al plato con el pollo. Lo ideal es que hayan quedado ligeramente "al dente".


ALITAS DE POLLO LUSO-JAPONESAS

Ingredientes
8 alitas de pollo completas, con parte "alita" y parte "jamoncito", que podemos separar en dos para freirlas mejor
1/2 taza de soja
1/2 taza de ginebra Tanqueray
1/2 taza de Vinho do Porto
Harina
Aceite de oliva suave o girasol (para no restar protagonismo al adobo)
Sal
Preparación

En un bol bien grande ponemos la soja, la ginebra y el oporto y un poco de sal. Sumergimos completamente los trozos de pollo y lo dejamos macerar durante una hora. (En ese tiempo podemos ir preparando las judías).

Pasado ese tiempo, ponemos el aceite a calentar a buena temperatura -para que el pollo quede crujiente- y mientras tanto nos dedicamos a secar cada pedazo de pollo como si nos fuese la vida en ello. A fondo, en profundidad, humedad cero. Ponemos la harina en un plato y enharinamos cada alita, que irá directamente del plato a la sartén, sin dejar tiempo para que la harina se humedezca. Las freimos a fuego fuerte, y al terminar las escurrimos a conciencia.

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¡Que disfruteis de unas sorprendentes judías dulces! Y la piel del pollo frita con el aroma del Porto es deliciosa.

Bon apetit!

18 mayo 2011

Una larpeirada: ¡cruasancitos!

Un aperitivo muy goloso, exquisito y facilísimo de hacer: ¡falsos "cruasancitos" rellenos!


Ingredientes
Pasta sfoglia o similar (si os da pereza hacerla, comprais una de calidad)
Una berenjena
Un pimiento rojo
Queso de Arzúa (o cualquier queso de sabor intenso que sea cremoso... ¡pero el Arzúa es insuperable para esto!)
Un huevo
Sal
Un poco de mantequilla para el molde
Un poco de aceite de oliva

Preparación

La masa, de forma circular, la cortamos en ocho partes como se ve en la foto. Cada una de esas partes la enrollamos desde el lado más ancho hacia al más estrecho, de manera que el pico quede encima, simulando un croissant. Los torcemos ligeramente y apretamos las esquinas.

Batimos el huevo, cogemos un pincel y pintamos generosamente la masa. El molde que vaya al horno tendrá un poquito de mantequilla para evitar que se adhieran con el huevo, apenas tenemos que untar muy ligeramente.

Con el horno ya caliente, metemos los "cruasancitos" a unos 180 grados durante unos 15 minutos, hasta que se pongan bien doraditos. Mientras se hornean, vamos preparando en una sartén la berenjena y el pimiento rojo, previamente salados y con la forma adecuada, que se harán sencillamente a la plancha con una gotita de aceite de oliva y bañadas en el huevo que sobró de pintar. El fuego debe estar bajito para que el huevo no se queme y la verdura quede tierna.

Sacamos los "cruasancitos", los dejamos enfriar, y abrimos cada uno de ellos por la parte frontal. Ponemos un trocito de berenjena dentro, el pimiento encima y colocamos el queso encima del pimiento. Conviene no poner mucha cantidad para evitar que el queso termine pegado por todo el molde, basta un trocito en el centro que se derrita ligeramente sobre el pimiento.

Metemos de nuevo la bandeja en el horno y esperamos dos minutos, el tiempo justo para que el Arzúa se ponga cremoso, sin derretirse.

¡Se comen calentitos! Y están demasiado buenos...

Bon apetit :)

PD. Por supuesto se pueden poner los ingredientes que a uno le dé la gana, siempre que casen bien. Pero eso sí: es recomendable no poner mucha cosa, son pequeñitos y la masa es delicada. Y siempre es conveniente que ninguno de los ingredientes elegidos escurra grasa, para evitar que el cruasancito se ablande en exceso y se haga demasiado pesado.

26 abril 2011

Licor de naranja - revisited!

Os dejo por aquí las instrucciones para haceros un licor de naranja en casita, al estilo Campillo. (La anterior versión que estaba publicada contenía un par de deslices, ninguno de ellos comestible).

Ingredientes:
1 litro de caña blanca o brandy
1/2 kilo de azúcar
La monda de 6 naranjas (sin nada de blanco)
Especias: 10 granos de pimienta negra sin machacar
o bien
4
clavos enteros y 1/2 nuez moscada rallada
Preparación:
Ponemos todos los ingredientes juntitos en un recipiente adecuado que pueda quedar cerrado de forma perfectamente hermética (no queremos que se nos evapore la mitad del licor). Dejamos la mezcla macerando unos 9 a 12 días. Tenemos que removerlo a diario. Transcurrido ese tiempo, lo filtramos y embotellamos. ¡Se podrá tomar pasados dos o tres días después de la filtración! Y recordad: cuanto mejor sea la caña o el brandy (que es la base), mejor será también vuestro licor.
Importante: No utiliceis metal. Siempre vidrio y cucharas de madera...

¡Bon apetit!

PD: Y si teneis humor, pues hasta haceis vuestro propio etiquetado casero, aunque sea con rotuladores de pintar camisetas...

07 marzo 2011

El pastel de berenjenas de Enrique

Mi director de tesis suele decir que él no sólo enseña química, sino que ofrece una formación integral. Y para muestra, un botón: la semana pasada estuve con él aprendiendo a analizar espectros de difracción, y de paso me dio esta fantástica receta. Un pastel de berenjenas fácil de preparar y riquísimo de comer. Aquí va:



Ingredientes:
  • 750 g de berenjenas
  • 1 cebolla grande
  • 2 rebanadas de pan (de molde, preferiblemente con un poco de consistencia)
  • 4 huevos
  • 100 g de queso rallado (yo he usado gouda)
  • tres poquitos: de leche, aceite y mantequilla
  • sal

Preparación:

Lavamos las berenjenas y las cortamos en dados. Si queremos suavizar el sabor de la berenjena, la dejamos una hora metida en agua con sal y un poquito de limón. Yo prefiero usarla tal cual, con todo su sabor, así que he la he puesto directamente en una cacerola con agua para cocerla. Una vez cocida, la sacamos a un escurreverduras y dejamos que escurra el agua.

En una sartén grande ponemos un poco de aceite, y freímos ahí la cebolla picadita. Cuando está frita, añadimos la berenjena, removemos, y dejamos un rato para que se mezclen los sabores.

Ponemos un poco de leche en un plato hondo y remojamos ahí las dos rebanadas de pan cortadas en cuadritos. Cuando el pan está bien empapado con la leche, lo sacamos y lo añadimos a la sartén con la berenjena. Removemos para mezclar y que el pan se deshaga. Retiramos la sartén del fuego.

En cuanto a los huevos, separamos las yemas de las claras. Batimos las yemas y las añadimos a la mezcla de berenjena. Incorporamos también el queso rallado y removemos todo junto.

Por otra parte, batimos las claras hasta que adquieran una consistencia muy espumosa, y las añadimos a la mezcla anterior, removiendo con cuidado.

Engrasamos un molde con un poco de mantequilla y vertemos la mezcla en él. Horneamos a 180 ºC durante 30 minutos. Voilà! Tiene usted en su cocina un delicioso pastel de berenjenas que puede servir, por ejemplo, frío con un poco de mayonesa. El de la foto está acompañado de una ensaladilla de puerros (puerro hervido, jamón cocido, un par de nueces y una mayonesa ligera). Buen provecho.

06 febrero 2011

Dorada en papillote

Soy un animal de costa, y como tal, me encanta el pescado. Aunque en Berlín sea un lujo conseguir algún pescadito fresco que llevarse a la boca, de vez en cuando hay que darse el capricho. El sábado estuvimos en el Marheineke Markthalle de Kreuzberg y compré cuatro gambones y una dorada. La dorada la tenían entera en el mostrador, como debe ser (en Alemania normalmente el pescado lo ofrecen ya limpio y fileteado, con la consecuente cara de aburrimiento) y el pescadero me la limpió, la abrió en dos filetes y le quitó la espina central. Así la pido cuando la voy a hacer en papillote.

El pescado fresco, mientras menos cocinado y condimentado, mejor. Me encanta la técnica del papillote porque el pescado se cocina en su propio jugo, no se reseca, queda muy sabroso y casi no lleva grasa. Además, es muy fácil de preparar, y siempre resulta un éxito. Y cuando la pieza de pescado cuesta tan cara como en Alemania, mejor es no arriesgar.

Primero he hecho un sofrito con una cebolla picadita, pochada en aceite de oliva hasta que está transparente.

Después he cortado dos trozos grandes de papel parafinado, y he repartido la cebolla, formando un montoncito en el centro.
Sobre cada uno de estos montoncitos pongo uno de los filetes de dorada. Con eso, un poquito de sal (poca, no nos quede el pescado salado) y de pimienta molida, sería suficiente. Pero hoy me sentía creativa, y he añadido unos gajos de naranja y un par de hebras de azafrán.
Después envolvemos el pescado con el papel, formando un paquetito.

Ponemos los dos paquetitos en una bandeja y metemos al horno, precalentado, a 180 ºC durante unos 15 minutos, hasta que el papel adquiera un color dorado.

Transcurrido ese tiempo, sacamos del horno y servimos, bien todavía envuelto en el papel, bien abriendo los paquetitos en la cocina y pasando el pescado al plato. Hoy lo hemos acompañado con los gambones a la plancha, y ha estado delicioso. Los gajos de naranja dan un poco de sabor, pero no demasiado, y se complementa muy bien con el aroma de azafrán. ¡Lo recomiendo!

23 octubre 2010

Licor de Navidad


Inspirada por una receta previa de la Gata, y a sabiendas de que se avecinan tiempos navideños de los de verdad, de frío, nieve y recogimiento en el hogar, me he decidido a intentar un licor que quede listo para diciembre. Para subir los ánimos cuando estemos bajo cero. Para que estos domingos de Adviento tengan un toque casero. Aquí os presento mi versión.

He usado:
* Una botella de ron moreno
* La monda de 5 naranjas
* La monda de 2 limones
* 1 taza de agua
* 500g de azúcar moreno
* 1 rama de canela
* 3 clavos

He templado el agua y disuelto en ella el azúcar. Después he puesto en un bote grande de cristal, de los que cierran herméticamente, las mondas de frutas, la canela, los clavos, el agua con azúcar y el ron. He agitado, etiquetado y guardado en un sitio oscuro durante tres semanas. Siguiendo los consejos de la Gata, he agitado cada dos o tres días.

Pasado ese tiempo, he sacado las mondas, la canela y los clavos. He probado un poquitín (¡muy poco!) para saber cómo va evolucionando, y a estas alturas está rico ya. Después, en un ejercicio de voluntad y disciplina, he vuelto a guardar el licor. El plan es abrirlo el primer domingo de Adviento. Ya os contaré qué tal ha quedado.

06 febrero 2010

Arroz basmati a la ricotta

Steve McQueen ha accedido a posar con la ricotta.

Un arroz un poquito diferente como único plato para alegrar una cena.

Ingredientes:
1 taza de arroz basmati
1/2 calabacín
1/2 tomate o 5 tomatitos cherry
1 zanahoria
1 par de pimientos de piquillo en tiras
1/2 cebolla grande
1 taza de caldo de carne
50 g de ricotta
2 huevos
Azafrán
Aceite de oliva
Sal
Preparación:

Picamos concienciudamente la cebolla y fileteamos la zanahoria (muy fina). El calabacín lo ponemos en rodajas cortadas luego en cuartos, de modo que quede entero, pero en bocados pequeños. Cubrimos el fondo de la paellera de aceite de oliva y a fuego muy lento freimos ligeramente las verduras. Apagamos en cuanto la cebolla esté blandita y haya perdido su color blanco. ¡Ojo, no hay que dorarla!

Os vexetais que botaremos no arroz.

Ponemos la taza de arroz basmati sobre la mezcla y encendemos a fuego medio, moviéndolo constantemente. Un minuto después añadimos la taza de caldo vegetal y otras dos iguales de agua. Bajamos ligeramente el fuego, que debe borbotear siempre suavemente.

Una vez que el arroz empieza a coger cuerpo y han pasado unos minutos, añadimos el tomate picado (el objetivo es que permanezca bastante entero) y los pimientos. Ponemos también el azafrán -de verdad, nada de colorantes. Si no teneis, puede valer una puntita de pimentón dulce, que también sabe interesante-. Para la sal es importante probar primero el agua del arroz: depende de la intensidad del caldo de carne que hayamos preparado. Finalmente, desmenuzamos todo lo posible la ricotta y la mezclamos bien con el arroz.

Cuando el arroz está casi hecho, colocamos los huevos encima. Es importante recordar que el fuego tiene que seguir bajito. Una vez se ha consumido el agua, pero sin llegar a sequedad, apagamos el fuego, tapamos bien y dejamos reposar cinco minutos.

¡Listo para degustar!

09 abril 2009

Tagliatelle (¡fusilli!) a la ginebra


Un plato exquisito y rápido, para cualquier día de la semana.

Ingredientes

La pasta:
250 g de tagliatelle
100 g de salmón ahumado
Para la salsa:
200 ml de nata líquida
2 quesitos El Caserío
1 trocito de zanahoria
2 cucharadas de aceite de oliva
1 cucharilla de mantequilla
1 cuchara de pimienta verde fresca
2 cucharas generosas de ginebra
Sal

Preparación

El salmón ahumado lo cortamos en bocaditos finos y lo dejamos aparte, en un platito. La pasta se cuece al dente según indique la caja, con su punto de sal.

Mientras se cuece la pasta podemos preparar la salsa. Con la tercera parte de una zanahoria hacemos láminas muy, muy finas y pequeñitas, y las freimos ligeramente en esas dos cucharas de aceite, sin llegar a tostarlas. Una vez hechas, añadimos la nata líquida, donde ponemos también la sal necesaria, la mantequilla, la pimienta fresca, la ginebra y los quesitos en bocaditos muy pequeños. A fuego medio, removemos constantemente para que se funda el queso y se cocine bien la nata, que debe quedar ligeramente cremosa, nunca como una sopa.

Bien escurrida la pasta, esparcimos por encima el salmón y vertemos la salsa de ginebra por encima. ¡Y a comer rapidito, que se pasa!

Bon apetit :)

PD: La foto la saqué un día que preparé fusilli, porque no me quedaba otra cosa. Pero más apropiado son los tagliatelle.

10 enero 2009

Tarta de Zanahorias

He aquí la tarta que hice el pasado Halloween (tenía el artículo preparado desde noviembre, pero no podía descargar las fotos de la cámara por un pequeño inconveniente técnico que implicaba la batería, el servicio de atención al cliente del Mediamarkt, mi despiste congénito y varios factores más). Ya que este año tampoco he vaciado una calabaza, decidí hacer un postre con tinte anglosajón. Así que recopilé varias recetas de tarta de zanahorias, las mezclé, añadí algunas especias y algún toque personal y salió esto:

De Halloween pero con jet-lag. Con muuuuucho jet-lag.

Estaba deliciosa. Aunque sí os advierto que no es precisamente una tarta ligera, de modo que quizás os convenga hacer sólo la mitad de la cantidad. Detallo a continuación el modus operandi:

Mezclamos con la batidora:
  • 1 taza de azúcar moreno
  • 1 taza de aceite de girasol
  • 4 huevos
  • 3 zanahorias ralladas muy finas
Sobre esa mezcla, tamizamos:
  • 2 tazas de harina
  • 1 sobre de levadura química
Por último, vamos añadiendo mientras batimos:
  • 125 g de almendras molidas
  • 1 cucharadita de sal
  • 2 cucharaditas de canela molida
  • 2 cucharaditas de gengibre fresco, rallado
  • 2 cucharaditas de zumo de limón
  • 2 cucharaditas de licor (por ejemplo, ron)
Ponemos la mezcla en un molde (engrasado, o forrado con papel vegetal) y horneamos a 180 ºC durante unos 45 minutos.

Para la cobertura, mezclamos:
  • 225 g de queso mascarpone, a temperatura ambiente, previamente ablandado
  • 2 cucharadas de azúcar
  • 2 cucharadas de mantequilla o margarina
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
Cubrid la tarta con esta crema, así:


Y no olvidéis compartirla con los toledanos y las mataharis de vuestro entorno: os aseguro que quedarán encantados.

20 agosto 2008

Brazo de la gitana del aceite

Tiempo de preparación: 45 minutos.
Comensales: hasta el número de lonchas que seáis capaces de cortar

Introducción:


No tengo muy claro el origen del anteriormente conocido como brazo de gitano pero las teorías que han llegado a mis oídos apuntan al color final que toma este popular postre. Sin embargo yo, como persona cultivada de mi tiempo, abogo por una nueva denominación que no hiera sensibilidades. En época de lucha por la igualdad y la no discriminación me paro a pensar ¿ y por qué no homenajear con este postre a una mujer? ¿qué gitana merecería que le dedicasen un postre?. Y a la mente se me viene la etiqueta de la laboriosa gitana de ese aceite archiconocido (sres. comerciales, no incluiré el nombre hasta que haya recibido unas botellitas) que lleva con sus brazos recogiendo aceitunas desde 1866. En consecuencia, os presento a continuación la receta del Brazo de la gitana del aceite que, dicho sea de paso, no lleva.


Ingredientes:

Para la base:

  • Huevos: 5 unidades
    Azúcar: 125 gramos
    Harina: 125 gramos
    Harina de maíz: 25 gramos
    Levadura: 1/5 de un sobre
    Papel de estraza
    Mantequilla: para untar el papel


Para el relleno:



  • Leche: 1/2 litro
    Azúcar: 125 gramos
    Yemas de huevo: 2 unidades
    Harina de maíz: 40 gramos
    Canela: 1 rama, si queréis rellenarlo de crema pastelera
    1 taza de café bien cargado o 2 cucharadas de café soluble (sólo si es de muy buena calidad), si preferís un brazo de crema de café

Preparación:


Comenzamos con la base:

Ponemos el horno a precalentar a 170º.


Separamos las claras de las yemas . Batimos las claras a punto de nieve por un lado y en otro recipiente el azúcar con las yemas hasta que estén perfectamente mezclados. Volcamos las claras montadas sobre la mezcla anterior y añadimos las harinas y la levadura previamente tamizados (muchos/as cocinillas no incluyen levadura pero a mí me gusta ponerle un suspiro para que el bizcocho quede más esponjoso) . Removemos de abajo hacia arriba

Colocamos el papel sobre la bandeja del horno y lo untamos con un poco de mantequilla.

Ponemos la masa en la bandeja y la estiramos para que la cubra toda . La metemos en el horno y la dejamos cocinarse durante 10-12 minutos, pinchamos con un cuchillo y cuando salga limpio sabremos que ya está lista.

Humedecemos un trapo de cocina limpio y ponemos encima el bizcocho, esperamos un par de minutos y enrollamos el paño con el bizcocho dentro para que tome la forma requerida y se deja enfriar.



Pasamos a la crema:

En un cazo ponemos la leche con el café o la canela a calentar. El resto de los ingredientes los mezclamos en un bol. Cuando la leche comience a hervir vertemos la mezcla del bol, lo ponemos un fuego suave sin no paramos de remover hasta que espese.


Cuando la crema esté lista la repartimos por encima el bizcocho y se enrolla de nuevo dándole la forma característica del brazo de la gitana. Se deja enfriar a temperatura ambiente y luego en el frigorífico para que quede bien frío.

Yo he decorado el brazo espolvoreándolo con azúcar glass y poniendo unos trocitos de fruta por encima aunque ya sabéis que, como en todo, debéis dejaros llevar por vuestra imaginación.

14 agosto 2008

Tarta de Ciruelas y Melocotón

Acabo de pasar unos días estupendos vagabundeando con la Gata, en los que hemos llenado la tripa con toda suerte de manjares, muchos de ellos preparados por su señora madre. ¡Que maestra cocinera! Algún día quisiera manejar fogones y masas como ella. Todavía estoy a años luz de poder reproducir alguna receta suya, pero he decidido empezar a dar mis pequeños pasitos. El primero es esta tarta de ciruelas y melocotón, que intenta imitar una deliciosa de manzanas que nos zampamos la semana pasada. El típico pie relleno de frutas es una forma muy sencilla de pastel, pero nunca antes había hecho uno. Así que allá vamos, ¿quién dijo miedo?



El relleno del pie es una compota de frutas. A mí me apetecía hacer una tarta de color rojo (¡me encanta el rojo!) y aprovechando que estamos en temporada de ciruelas, he pelado y cortado en trozos medianos ocho ciruelas rojas. Para tener contraste de colores, he añadido también tres melocotones. He puesto la fruta en una cacerola junto con once cucharadas de azúcar (no muy llenas, que no quede demasiado dulce), media rama de canela, un chorrito de zumo de limón y un vaso de agua. He calentado a fuego lento, muy lento, durante unas dos horas, vigilando la mezcla a cada rato y removiendo con una cuchara de madera para comprobar que no se pegaba al fondo de la cacerola. En cuestión de una hora las ciruelas se han deshecho y los melocotones se han teñido de rojo, así que me quedo sin combinación de colores, pero como el resultado es de rojo oscuro, estoy contenta.

Una vez que el agua se ha consumido y la compota ha adquirido consistencia, apago el fuego, retiro la rama de canela y dejo enfriar.

La base de la tarta es una masa de hojaldre. Como estoy en una cocina ajena que dispone sólo de la infraestructura más fundamental, he decidido no arriesgar más de lo imprescindible: después de todo me gustaría que saliera algo comestible. Así que he comprado una masa de hojaldre refrigerada (que no congelada). La he desenrollado y, aunque ya viene extendida, he querido hacerla más delgada aún. Ya he comentado que los recursos tecnológicos de esta cocina son limitados: a falta de rodillo, y dada la procedencia de la receta original, el instrumento que me ha parecido más apropiado ha sido una botella de albariño.

La masa precocinada viene sobre un papel de estraza, de modo que me ahorro engrasar el molde. Forro el molde con el hojaldre y recorto la masa sobrante. Sobre el hojaldre extiendo una capa delgada de la confitura de frutas.

Como el molde que tenemos es pequeño, la masa de los recortes basta para hacer la tapa de la tarta: formo una bola con ella y la extiendo con la botella de albariño dándole la forma de un rectángulo suficientemente grande como para cubrir el pastel. Una vez extendida, hago unos cortes en diagonal con el cuchillo, y tiro de dos esquinas opuestas, en sentido perpendicular a los cortes. De esta forma creamos una rejilla. Cubro la tarta con esta tapa, vuelvo a recortar lo sobrante y pego los bordes de la base y la tapa con los dedos.

¡Lo más difícil ha pasado!

El horno lo he precalentado a 200ºC. Bueno, digo 200ºC por decir algo, ya que es un horno de gas y sólo ofrece cuatro posibilidades: apagado (es una opción aburrida pero muy útil para no tener un infierno constante en la cocina), fuego abrasador abajo, llamita suave abajo y bola de fuego chamuscadora arriba. Pues eso, que con el horno bien calentito meto la tarta a altura media y cuezo con la llamita suave abajo durante unos 25 minutos, hasta que veo que el hojaldre está hecho (los afortunados que dispongáis de un horno eléctrico podéis mantener la temperatura a 200ºC y hornear durante unos 15 minutos).

El hojaldre cocido tiene un color amarillo pálido y queda un poco seco, de modo que no resulta muy atractivo. Por eso normalmente se pinta con huevo batido o almíbar. Yo no tenía brocha para pintar, así que he decidido usar un poco del sobrante de compota, de la parte que ha quedado más fina, para bañar con cuidado la tapa de la tarta. Entonces he vuelto a meterla en el horno, esta vez usando la opción bola de fuego chamuscadora arriba. Ha bastado apenas un minuto para que la tarta tomara ese color dorado que podéis ver en la foto. Después he esperado a que se enfriara para sacarla del molde.

Una vez perpetrado el experimento, ha llegado el momento de la prueba definitiva: darle un trozo al toledano. ¡Y le ha gustado! Pues entonces no debe estar mal del todo. ¿Alguien se atreve?

09 mayo 2008

TIRAMISÚ "Woman in love"

Tiempo de preparación: 20 minutos.
Tiempo de refrigeración: 3 horas
Comensales: 4

Barbra os aconseja:

Este plato es perfecto para concluir una cena romántica porque su sola mención nos sugiere la bella y pasional Italia y porque (sobre todo si sois principiantes) os mantiene alejados de electrodomésticos que pueden causar quemaduras. Así evitáis a vuestros invitados/as el horror de ser recibidos/as por una persona con la cara momificada.

Además, al no necesitarse instrumentos cortantes para su elaboración, eliminamos el riesgo de introducir hemoglobina o cárnicos que alterarían el sabor de este postre.

El único peligro se encuentra en el licor empleado. Sed prudentes y, excepto que los comensales sean los padres de él/ella, no empleéis el líquido sobrante en vuestro organismo. De lo contrario es probable que a vuestros/as convidados/as les surja una urgencia que les impida quedarse a los postres.

Ingredientes:

Bizcochos de soletilla
1 taza de café mas bien fuerte (por supuesto debe hacerse en una cafetera italiana)
150 g. de queso Mascarpone
2 huevos
40g de azúcar
1 chorro de ron (en su defecto probad con licor café)
Cacao en polvo
Barquillos (desgraciadamente yo no los había incluído en mi lista de la compra )
El tema “ Woman in love” listo para ser interpretado.


Modo de preparación:

Batid las yemas con el azúcar (recomiendo que os ayudéis de la tecnología y empleéis una batidora eléctrica, con ello no desvirtuáis el carácter casero del producto y llegareis al final de su preparación) hasta que la mezcla quede blanquecina y haya doblado su volumen. Añadid el queso y el ron y volved a batir hasta que todos los ingredientes se combinen formando una crema homogénea.

Montad las claras a punto de nieve. Aquí es donde interpretáis con emoción y dulzura, bien sea cantado o tarareado (es fundamental no enfadar al vecindario en este punto de la receta) mi exitoso “Woman in love”.

Incorporad las claras a la mezcla anterior mezclando con un movimiento de arriba abajo para que no se bajen.

Escogéis el recipiente final, puede ser en uno grande o varios individuales (como en mi caso). Poned el café en un cuenco y mojad en él los bizcochos uno por uno e Intercalad capas de estos con capas de la mezcla.

Para terminar espolvoread con cacao la superficie y decorad con unos barquillos. Introducidlo en la nevera y esperad a que enfríe (unas 3 horas).

02 marzo 2008

Solomillo estilo Lo

Bueno, no se lo inventó Lo, pero ella me explicó la receta, así que se merece el nombre. ¿No os apetece hoy un buen plato de carne? Vamos allá.

Ingredientes
Una pieza entera de solomillo de cerdo
Masa de hojaldre
Un huevo
Aceite de oliva
Sal
Tres lonchas de queso fresco
Tres lonchas de jamón de york
Un par de lonchas de jamón ibérico
Para la guarnición: champiñones, berenjena, un diente de ajo y media cebolla pequeñita

Preparación

La carne. Doramos el solomillo en la sartén a fuego rápido, con unas muy escasas arenitas de sal, dejando que coja color y un poquito de costra por fuera. Extendemos la cantidad de masa de hojaldre del tamaño apropiado para la pieza de solomillo y colocamos a lo largo de la misma, de modo que quede distribuido de manera uniforme, por este orden, el queso, el jamón york, y las lonchas de jamón ibérico, que serán las que estén en contacto con el solomillo. Lo ideal es que el jamón ibérico sea del bueno-bueno, y cuanto más tocino tenga, de ese que casi se deshace en los dedos, mejor. La carne no precisa más sal aunque sea gordita porque el propio jamón, en el horno, le proporcionará la que necesita. Enrollamos cuidadosamente el hojaldre, cerrándolo por los lados, y con un pincel de repostería, usamos el huevo previamente batido para pintar bien todo el hojaldre. El recipiente del horno llevará un poquito de aceite de oliva, simplemente para evitar que el hojaldre se adhiera, nada más. Colocamos el solomillo hojaldrado ahí. Se hará unos veinte o veinticinco minutos a 180 ºC, y tras ese tiempo, le daremos la vuelta, y pasará el mismo tiempo dorándose por la otra cara. El resultado es una carne completamente hecha y muy jugosa por haber sido asada lentamente.

La guarnición. Bien, a gusto de cada uno, por supuesto. La que hemos puesto para este solomillo lleva un diente de ajo y un poquito de cebolla (no mucha, para que no endulce en exceso) doradas previamente, al que luego hemos añadido champiñones y berenjena en dados, aderezado con una puntita de pimienta negra y sal, para hacer un revuelto con el huevo batido sobrante.

¡Bon apetit! Yo todavía estoy relamiéndome los bigotes, ñam ñam...

20 febrero 2008

Para sus dulces Majestades...

Mi primera receta en Quérotedoce es para vosotras, por ser tan dulces, aiiiiiii, ahí va:

Hay muchas recetas de tarta de almendra o de Santiago. Todas utilizan como ingredientes principales almendra, azúcar y huevos. La diferencia entre las distintas recetas está básicamente en los huevos, que si solamente yemas, que si claras a punto de nieve, que si 4, que mejor 5, en fin, para todos los gustos, eso sí, nada de harina, que no queremos hacer un bizcocho, hoy no...

Mi recomendación es no levantar las claras a punto de nieve para conseguir una masa tipo mazapán, compacta y no una masa esponjosa. Ahí va!!!!!


TARTA DE SANTIAGO

Ingredientes:
-250 g de almendra molida
-250 g de azúcar
-4 huevos
-Canela, ralladura de limón y una cucharada de coñac o cualquier licor
Preparación:
-Se baten los huevos con el azúcar hasta que la mezcla doble su volumen.

-Se añade la almendra molida con la canela, ralladura de limón y un chorrito de coñac o ron. Se mezcla con cuidado sin batir, a mí me gusta hacerlo con cuchara de palo.

-Se engrasa un molde con mantequilla y se llena con la masa.

-Se mete en el horno a 170ºC (previamente calentado) durante 35-40 minutos, hasta que esté doradita.

-Se espolvorea con azúcar glasé una vez fría.

07 febrero 2008

Cocina de supervivencia: tortellini al brodo


(He aquí un plato que puede cocinar cualquiera, visto que lo puedo preparar yo.)
Primero, hacemos un caldo con cualquier cosa que tengamos en el frigo, ya que, como bien dicen los italianos, 'tutto fa brodo', o sea, que con todo se puede hacer caldo. El que he preparado yo llevaba zanahoria, tomate, cebolla y patata, pero en general es tambien buena idea echarle un trozo de carne, o pollo. Vaya, lo que haya de verdura y carne en el frigo.

Cortamos lo que tengamos en trozos medianos, lo echamos a la cazuela con un poco de aceite y sal, y lo rehogamos. Le añadimos agua, un poco más que la cantidad de caldo que queramos, y lo llevamos a ebullición. Bajamos un poco el fuego y lo dejamos tranquilamente que hierva, hasta que el contenido del caldo esté cocido y el caldo tenga sabor. En ese momento, añadimos a la cazuela los tortellini. Los tortellini serán de los corrientitos que se pueden encontrar en cualquier supermercado, los que duran y duran, nada de pasta fresca que es mucho más delicada. Es conveniente tener en cuenta que estos tortellini se hinchan mucho al cocerlos, si no, os pasará como a mí, que tengo tortellini al brodo suficiente como para alimentar a toda la vecindad. Vaya, con un puñado es suficiente. Dejar los tortellini en el caldo el tiempo que se especifique en el paquete, normalmente sobre 15 minutos.

Ya está! tortellini al brodo preparados. Se le puede echar queso parmesano, queda muy rico y le da un poco de vida en caso de que lo que tuvieramos en el frigo fuera un poco insípido. Os aseguro que este plato sienta estupendamente en invierno, cuando nos apetece algo calentito, y los días de resaca, cuando nuestro estómago es incapaz de asimilar nada fuerte. Vaya, perfecto para la supervivencia estudiantil...

06 diciembre 2007

¡Ah, Sicilia...!

Pues hoy toca un plato tradicional siciliano: la caponata, quintaesencia de la cocina mediterránea según la Loren. De ingredientes sencillos, lo que necesita este plato es, ante todo, tiempo. Es perfecto como entrante, como cena ligera, o como guarnición para carnes y pescados.

Ingredientes

La caponata de la foto lleva:

1 berenjena muy grande
Aceite de oliva
1 cebolla grande picada
1 tacita de vinagre
1 docena de aceitunas negras picadas
2 cucharadas soperas de alcaparras escurridas
2 huevos cocidos desmenuzados
Sal y pimienta
1 taza de salsa de tomate "Salsa al Pomodoro Semplice"

Para hacer la salsa de tomate:

Tomate triturado natural (para una taza generosa)
5 dientes de ajo
Albahaca fresca
Seis cucharadas de aceite de oliva
Media cucharilla de azúcar
Sal y pimienta

Preparación

Pues manos a la obra. Primero cortamos la berenjena en rodajas de unos dos centímetros de ancho, las salamos por ambos lados, y las dejaremos secando prensadas entre papel de cocina durante unas cuatro horas. Entretanto, podemos preparar la salsa de tomate: colocamos en el aceite caliente los dientes de ajo picaditos, y los doramos. Retiramos esos ajos y añadimos el aceite frito al tomate con el resto de los ingredientes. La salsa estará cocinándose durante un poco más de media hora, con el fuego bajito. Ya vereis qué rico el olor de la albahaca llenando la cocina...

Pasadas las horas necesarias, cortamos en dados la berenjena, y la ponemos a dorar. Luego volvemos a colocarlas entre papel de cocina, para escurrirlas lo mejor posible, y las reservamos. En ese mismo aceite ponemos a freir despacito, muy suave, la cebolla, y luego la escurrimos. A un lado tendremos un cacito donde estará el vinagre, las aceitunas y las alcaparras hirviendo a fuego lento, hasta reducirse un tercio.

Juntamos en una sartén la cebolla, los ingredientes del cazo del vinagre y la salsa de tomate, y sazonamos con sal y pimienta. Mezclamos bien y lo cocinamos unos minutitos, comprobando que nos gusta el punto de sazón. Finalmente añadimos las berenjenas y dejamos durante un cuarto de hora que se cocinen a fuego lento.

Una vez hecha, ponemos la caponata en una fuente de servir, y la dejamos enfriar. La cubrimos con el huevo cocido desmenuzado, la tapamos, y la dejamos en la nevera durante un día entero, macerando. Para comerla al cabo de ese tiempo nos cuidaremos bien de dejarla un buen rato fuera de la nevera, para consumirla a temperatura ambiente. ¡Bo proveito!

24 noviembre 2007

Langostino empanado en maíz y mayonesa de albariño

¡Ja! Apuesto a que ya estabais impacientes esperando una nueva entrega de Terrorismo culinario, el temible compendio por entregas del peor saber gastronómico del mundo. Yhebra hizo luz en el camino y aquí estoy yo, siguiendo su estela.

En fin. Que si me saco este plato de la manga, posiblemente me mirarían con cara de alucine. Pero si quien lo hace es Marcelo Tejedor, entonces se llama cocina de autor. Como a mí hoy también me apetecía ser autora y tal, decidí arriesgarme con el invento.

Decía una compañera de piso que en una celebración en su casa, su madre comenzó a pasar bandejas de aperitivos al salón. Con total inocencia, su hermano empezó a llamar a los canapés con una particular variante dialéctica (propia, obviously): "canapiés". Misteriosamente los invitados empezaron a arrugar la nariz y dejaron de comer los antes apetitosos canapiés. Esperemos que cuando os animeis a probar estos langostinos no cunda el pánico entre los comensales de manera similar.

Ingredientes para 4 personas:

4 langostinos grandes 30 g de maicitos fritos 1 clara de huevo 1 cucharada de reducción de albariño 100 ml de aceite de oliva virgen sal

Preparación:

Inicialmente haremos una mayonesa de albariño. Para ello añadimos en un recipiente la clara de huevo, la reducción de albariño y la sal. Se bate bien y se incorpora el aceite poco a poco. Se reserva.

Y citando literalmente al chef, preparais los langostinos así: "Se evisceran y pelan los langostinos, dejando la última falange de su caparazón (la cola) para que queden más bonitos, y se ensartan con una brocheta. Se muelen groseramente los maicitos. En una cacerola, se lleva a ebullición medio litro de agua con sal. Se apaga el fuego y se introducen los langostinos durante 20 segundos. Se retiran del agua caliente y se pasan a un barreñito con agua fría para parar la cocción. Se escurren y esponjan muy bien y se empanan en el maíz molido. En una copa de cava, se introduce la mayonesa de albariño y el langostino cocido y empanado".

Bueno, hasta aquí la teoría. Ahora va un opinión personal de esta gata: Si los comensales gustan de comer con la botella de albariño, estupendo. Pero abrir una botella de un vino tan caro para usar exclusivamente 1 cuchara de reducción de albariño, es una auténtica pena. Así que si no vais a comer con el vino, prescindid de él y usad vinagre para la mayonesa. Es preferible eso a usar albariño barato y malo, que lo único que conseguirá será estropear el plato.

Espero que os sorprenda lo bien que casa el langostino con el maíz tanto como a mí. A disfrutar.

03 noviembre 2007

Un racimo de muffins

- Caperucita, Caperucita, ¿qué llevas en la cestita?
- Si lo adivinas, te doy un racimo.
- ¡Magdalenas!

Pues sí, el jueves me estrené haciendo magdalenas. El señor Driftwood se arremangó el bigote y entre los dos nos dedicamos a batir-batir-batir, mezclar-mezclar-mezclar y hornear-hornear-hornear. ¡Y tengo que reconocer que no resultaron nada mal! Hay muchísimas recetas posibles, pero la mayoría parten de una masa básica, sobre la que es fácil hacer modificaciones. Nosotros hicimos de dos tipos: con trocitos de chocolate, y de tarta de queso y fresas. Os dejo las dos recetas, os aconsejo que probéis y experimentéis. Vuestros amigos os lo agradecerán.


  • Magdalenas con trocitos de chocolate.
Antes que nada, ponemos el horno a precalentar a 200ºC.

Mezclamos en un bol 150 g de margarina y media cucharadita de vainilla (podemos usar vainilla líquida o azúcar vainillada). Cuando la margarina alcance una consistencia suave, añadimos 4 huevos y 1 taza de azúcar. La mejor forma es ir incorporando sucesivamente un huevo y 1/4 de taza de azúcar cada vez, hasta obtener una masa homogénea.

En un vaso, mezclamos 1/4 de taza de leche, 1 sobre de levadura y 1/2 cucharadita de sal, y lo añadimos a la masa anterior.

Siempre batiendo, incorporamos poco a poco 2+1/2 tazas de harina. En este momento, tenemos la masa básica de los muffins, y podemos empezar a experimentar. Por ejemplo, podéis usar alguna fruta: fresas en trocitos, arándanos, raspadura de piel de limón o de naranja... Sin embargo, cualquiera que me conozca sabrá que no puedo resistirme ante la posibilidad de usar chocolate, así que he troceado unos 300 g de chocolate (media tableta de chocolate negro y media de chocolate con leche) y los he añadido a la masa, mezclando bien con una cuchara para que se distribuyeran uniformemente.

Ahora ponemos moldecitos de papel en una bandeja de horno y los llenamos aproximadamente hasta unos 2/3 de su capacidad. Si tenéis moldes rígidos las magdalenas quedarán más bonitas. Para ello podéis engrasarlos bien con margarina, o poner un moldecito de papel en cada vasito. Si, como en mi caso, sólo tenéis los moldes de papel, las magdalenas quedarán más anchas e irregulares, pero os aseguro que estarán igual de ricas.

Horneamos entre 20 y 30 minutos a 200ºC, hasta que veáis que están doraditas. Siempre podéis hacer la prueba de los bizcochos: pincháis en el centro con algo de metal, y si sale limpio significa que la masa ya está cocida. Si los trocitos de chocolates son muy pequeños, quedarán fundidos con la masa. Si son más grandes, quedarán más enteros (yo los prefiero así).

  • Magdalenas de tarta de queso y fresas.
Esta receta nos ha parecido bastante exótica, así que la hemos probado también. La masa es diferente de la anterior, bastante más líquida, así que en este caso es muy recomendable usar moldes rígidos. Efectivamente, en la foto podéis distinguir cuáles son las magdalenas de queso porque están más achaparradas (las dos filas del fondo). Pero tras la cocción quedan esponjosas y deliciosas. Como siempre, empezamos precalentando el horno.

En un bol hemos mezclado 100 g de queso blanco de untar, 1/4 taza de azúcar, 1 huevo y 1/2 cucharadita de vainilla, y lo hemos reservado para después.

Para hacer la masa base ponemos en un cazo 6 cucharadas de margarina, 1/4 taza de leche y 1 cucharadita de vainilla, y lo calentamos a fuego medio y removiendo hasta que la margarina se derrite. Entonces lo apartamos del fuego y dejamos que se enfríe un rato. Cuando la masa está templada, incorporamos 2 huevos, de uno en uno.

En una fuente aparte, tamizamos bien 2 tazas de harina con 1 sobre de levadura, 1/2 cucharadita de sal y 3/4 taza de azúcar, y lo mezclamos con la masa anterior de margarina, sin batir con demasiada fuerza, hasta que quede con una textura suave.

Llenamos los moldes hasta un poco menos de la mitad con la masa base de margarina y harina. Entonces ponemos un poco de mermelada de fresas, un par de cucharaditas de la mezcla de queso que hicimos al principio, y volvemos a cubrir con la masa base.

Horneamos de 20 a 30 minutos a 200ºC y listo. ¡Ya podéis invitar al lobo a merendar!

15 octubre 2007

Chipirones en salsa

Uno de los platos estrella de mi abuela. Veréis qué fácil es la cocina tradicional española. Si al final lo más importante es disponer de buena materia prima...


Compráis un kilo de chipirones. Con eso os dará para tres platos aproximadamente. Empezamos por la tarea más dura: limpiarlos. Coged unas tijeras y, ante todo, no los miréis a los ojos. Cortad la parte superior y conservar las patas. Sacad el resto de la cabeza, limpiad bien el chipirón por dentro y quitadle la pluma (esa especie de plastiquito transparente y alargado que tienen en la parte de atrás del cuerpo). Enjuagadlos bajo el grifo, y cortarlos en aros anchos.

Poned en una cacerola un poco de aceite, y sobre eso, los chipirones, una cabeza de ajos picadita, una hojita de laurel, sal y pimienta molida. Ahora cubrimos con vino blanco (no exageréis, cubridlos pero sin ahogarlos) y cocemos a fuego lento hasta que se reduzca el vino. Tardará una media hora. Si cuando esto ocurra los chipirones están todavía duros, poned un poco de agua y seguid cocinando.

¡Y ya está!

Servid con patatas fritas caseras o con arroz en blanco.

14 octubre 2007

Quiche de Atún

Las quiches son pasteles salados, con una masa de hojaldre y un relleno que se presta a todas las variaciones que os podáis imaginar. Son fácile y rápidas de preparar, nada caras, y os hacen quedar bien con las visitas (y con vuestro estómago). Hoy os presento una muy básica, la de atún, la que se ha comido toda la vida en mi casa bajo el nombre de tarta de atún. Tomad nota:


Hoy lo hemos tomado con una ensalada de remolacha.

Lo primero es encender el horno para que se precaliente.

Para la base tenemos dos opciones. Podemos poner en un bol
  • 2 tazas de harina
  • 1/2 taza de margarina (con media sal)
  • 2 cucharadas soperas de agua

Mezclarlo todo bien y amasar. O... podemos comprar una masa de hojaldre (de las que no suben) congelada. En cualquiera de los dos casos, untamos un molde con margarina, y lo cubrimos con la masa bien extendida.

Para el relleno necesitamos los siguientes ingredientes:
  • 1 cebolla mediana. La cortamos y la sofreímos en un poquito de aceite.
  • 3 latas de atún. Les escurrimos el aceite y desmigamos el atún.
  • 1/8 kg de queso de bola o gouda rallado fino.
  • 2 huevos.
  • 2 yogures naturales sin azúcar.

Batimos los huevos con los yogures y el queso. Añadimos la cebolla y el atún y un poquito de sal, mezclamos bien y vertemos sobre el molde.

Horneamos a temperatura media (unos 180 ºC) durante unos 30 minutos.

Se sirve frío.

14 septiembre 2007

Albóndigas con berenjenas

Tenía yo el domingo pasado antojo de comer albóndigas, quién sabe por qué. Así que me planté el delantal e improvisé las primeras albóndigas que he cocinado en mi vida. No, no tiene tanto mérito porque sí he visto a mi madre hacerlas un montón de veces. Pero le he querido añadir berenjena para darles un toque más mediterráneo. Y esto es lo que ha salido.



Este plato se cocina en dos partes: la salsa y las albóndigas.

  • La salsa: tomate frito.
Me encanta cocinar tomate frito. Normalmente hago una olla enorme, y luego lo utilizo en salsas para pasta, o para comer con pescado, o con verduras, o simplemente solo. Por si alguien no sabe, se hace así:

Cubres el fondo de una cacerola con aceite (de oliva, por supuesto) y ahí sofríes, a fuego medio, una cebolla, un diente de ajo y un pimiento verde cortados en trocitos pequeñitos. Cuando la cebolla ya se ve transparente, viertes como un kilo de tomate triturado encima, un puñado de sal y media cucharita de azúcar. Remueves un poco con una cuchara de madera y lo dejas a fuego lento durante mínimo media hora. Como entrará en ebullición y lanzará gotitas de tomate por todas partes, mejor tapa la cacerola, pero no del todo, déjale una rendijita para que salga el vapor de agua que va perdiendo el tomate.

Muy importante: remover de vez en cuando para comprobar que no se está pegando al fondo de la caerola.

Y sobre todo: disfruta del "tap tap" que hace la tapadera al rebotar sobre la cacerola.

  • Las albóndigas.
He puesto en un bol grande unos 600 gramos de carne picada de cerdo y ternera, y encima he ido añadiendo, todo cortado muy pequeño, dos dientes de ajo, un trozo de puerro, media berenjena y perejil. Además, sal, pimienta y dos huevos batidos. Y yo no tenía en casa, pero me pedía a gritos parmesano rallado.

Llega un momento crucial: hay que arremangarse y meter las manos en la masa. Empuja con los puños cerrados, dale vueltas, separa con los dedos y vuelve a unir. Con firmeza pero con cariño. Disfruta del acto de amasar, siente la textura en tus manos. Al tocar la comida con las manos en cierta forma le transfieres tu estado de ánimo, tus deseos. Piensa en cuánto disfrutarán los comensales.

Cuando te parezca que la masa está suficientemente homogénea, empieza a coger porciones con una cucharita y a haz las bolitas de carne. Tendrás preparado un plato con pan rallado, por el cual pasarás cada una de las albóndigas procurando que quede cubierta por todas partes.

Pon en una sartén grande (o mejor, en una cacerola alta) aceite de freír hasta que alcance una altura de unos 4 centímetros. Cuando esté caliente, ve echando ahí las albóndigas. Sácalas cuando estén doraditas, a un plato en el que has puesto una servilleta de papel para que absorba el exceso de aceite.

Muy importante: en este momento las albóndigas están exquisitas, pero no seas egoísta, no te las comas, piensa en los demás. Bueno, puedes comerte una para probar, pero sólo una, ¿eh?

Y sobre todo: cuenta las albóndigas que han salido. Probablemente no te va a servir para nada, pero hay que hacerlo. Las albóndigas se cuentan.

  • El encuentro.
Ahora que ya tienes las albóndigas fritas y la salsa de tomate preparada, es el momento de celebrar su unión. Ve echando las albóndigas en la cacerola del tomate, una a una. Que la salsa quede bien repartida entre todas. Y déjalo cocinar un ratito (con diez minutos bastará) a fuego muy lento, para que las dos partes de esta comida se vayan conociendo. Comprueba que no se te queman las albóndigas en el fondo de la olla.

A la hora de comer, puedes acompañar las albóndigas con patatas fritas, puré de patatas o arroz en blanco, por ejemplo. A mí me apetecían con pasta, así que he cocido unos bavette del número 13 y he puesto la carne y un poco de salsa encima.

¡A la mesa!